dimanche 28 décembre 2014

El estadio del espejo

El estadio del espejo.


Le bateleur

Los lagartos polícromos se entrecruzan sobre la moqueta de gastada blancura. Una cabra nos introduce en el blanco prostíbulo. Los lagartos entran en las grietas inferiores del edificio veraniego. Seguimos a esta cabra que nos habla con acento internacional. Una habitación.

LA PASIÓN SEGÚN SAN MATEO

Manolo engrasa con caballuna diversos objetos sexuales que están sembrados en la alta mesa. Hay detectores de orgasmo que se introducen por el culo. Hay alargadores del falo que son muy eficaces, dotados de una succión que no duele. Hay emisores de gases afrodisíacos. Hay vibromasores. Hay calzoncillos de cuero. Hay liliputienses que practican el coito sobre los burós. Hay estampitas milagrosas de animales que quitan el stress.

Cosméticos de la voz,
Como la clara de huevo
O el baretico.

Manolo vierte claras sobre la silla magnética que gime y jadea. Las pelucas móviles, los espejos de pornografía para las señoras galantes. Los inútiles calentadores de senos. Las lenguas teatrales que producen sonrisa y que vienen presentadas en forma de tubo. Hay pomadas que curan todos los males venéreos con sólo un poco. Hay paredes que besan y discos de vinilo que hacen comentarios. Hay dientes de ajo que se absorben por la piel y mantienen las erecciones y parecen droga. Todos están en la mesa o sobre pilas de novelas francesas y de informes en inglés y manuales en sueco a los lados.

Proclus, Commentaires sur le premier livre des Eléments d’Euclide, trad. Ver Eecke, Desdée de Brouwer.
Albert Lautman, Essai sur les notions de structure et d’existence en mathématiques, Hermann, 1938.
Nouvelles recherches sur la structure dialectique des mathematiques, Hermann, 1939.
Le problème du temps, Hermann, 1946.

“Podemos concebir entonces de un nuevo modo las relaciones de las matemáticas y el hombre: no se trata de cuantificar ni de medir las propiedades humanas, sino de problematizar los acontecimientos humanos por una parte, y por otra, de desarrollar como acontecimientos humanos las condiciones de un problema.”

    Ciertamente a veces para ejercer la magia las bellezas de aquí adquieren aires de perversidad, de satanismo. Se maquillan con extraños signos de interrogación, impostan la voz, parecen histriónicas en sus movimientos mientras hacen pases con sus espejos de mano.
    El mundo ya no es un jardín por el que se pueda pasear. La policía acecha. No existen las formas y cuando nuestra mente explota y echamos a volar descubrimos estructuras gigantescas reposando en el infinito, como si la osamenta del cosmos estuviese ya dispersa por el saqueo de inimaginables perros supralunares. La angustia es máxima. El viaje tiene santuarios, pero los visitamos en la noche y con la incertidumbre de encontrarlos desiertos o habitados por demonios hostiles. Las estrellas no se acuerdan de su origen, o cuentan historias sin verosimilitud. Las constelaciones son pequeñas provincias con impíos cinturones de castidad. Sólo los planetas parecen sugerir un tímido ritmo.

Primera belleza: De los utensilios de la mesa escojo el espejo de mano. Me da alegría mirarme, y lánguida mi mano lo ofrece.

Segunda belleza: Mírate, neófito, y descubre en el mercurio las miradas decadentes del zodiaco.

Tercera belleza: Ahora dirige tus ojos entre mis piernas que se separan. ¿Qué ves? No cabe duda de que la Diosa ha dado su imagen a la mujer para que pueda procrear lo humano. Y en mi vulva de extranjera adviertes el sentido de Sofía que da a luz el Logos. Te parezco muy extrema. Los diálogos domésticos de los astrólogos se dejan oír en la habitación de al lado, semejantes a la voz de las masas. Acércate a mí para que yo te diga al oído el sentido de mis lapsus.

Mono de Gibraltar: Toma café, no te duermas. Debes escribir después de yacer con ellas.

Primera belleza: En el simio el dios se expresa. Parecen gestos humanos sus manos que señalan sin querer. Has creído entenderlo porque parece que habla, la poesía hace cosas semejantes a palabras. Las ocurrencias que tenemos durante la ceremonia están siendo grabadas en una cinta de sonido en este aparato. No oirás al mono hablar después, sino ruido. ¿Acaso te ha dicho que vamos a hacer el amor? ¡Cómo! ¡Tu cuerpo que se desnuda es de utopía! ¡Has comprendido pronto la finalidad de nuestra liturgia!

Júpiter “tonante”

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